EL COACHING TRANSPERSONAL

 

Más allá de las diversas formas religiosas,

existe un acto humano que busca lo divino

y este acto merece un profundo respeto.

 

 Mahatma Gandhi

 

Podemos decir que “Transpersonal”, “Espiritual (*)” y “PsicoEspiritual” son sinónimos y hacen referencia a la necesidad humana de encontrar un sentido de vida que vaya más allá de lo cotidiano. Esta es la fuente de todas las religiones y diversos enfoques filosóficos de todos los tiempos, así como los últimos aportes de la física cuántica.

 

En los fundamentos del Coaching está la filosofía socrática. Sócrates (470-339 a. C.) estimulaba a sus discípulos a encontrar la Verdad dentro de ellos mismos utilizando lo que él denominaba la Mayéutica (el arte de dar a luz. Su madre era comadrona y se sirvió de esta metáfora para explicar que lo importante está dentro y puede emerger). Lo hacía básicamente a través de preguntas a sus discípulos, partiendo también de la premisa ahora sé que no sé nada, facilitaba el acceso a la verdad interna de las personas.

 

El arte de la pregunta se ha actualizado en el Coaching actual como herramienta de uso común en las diversas escuelas para facilitar el acompañamiento del cliente desde donde está hasta dónde quiere ir. Siendo tanto el uso de estas preguntas, también denominadas poderosas, como el empleo de diversos modelos de diseño y consecución de objetivos, entre ellos GROW, SMART y el modelo de la PNL los más utilizados.

 

El Coaching Transpersonal, Espiritual o PsicoEspiritual, es la mirada que facilita a las personas que movilicen sus inquietudes internas, tanto de búsqueda de sentido existencial, como de conexión con la Unidad. Es decir, es un retorno a la filosofía griega original del conócete a ti mismo, partiendo del ahora sé que no sé nada socrático, para acompañar y facilitar a las personas el contacto con su Verdad interior. Dicho de otra manera, así como el Coaching estándar cuidará de los aspectos corporales, emocionales y cognitivos de la persona, con el Coaching Transpersonal también añadimos la mirada Sistémico-Espiritual.

 

El mismo John Whitmore, uno de los padres del Coaching, en un memorable taller que impartió cerca de Madrid en mayo del 2011, sobre Coaching Transpersonal y al cual asistí, dijo:

 

       En Coaching el siguiente paso es el Coaching Transpersonal-Sistémico.

 

Podríamos decir que en el Coaching Sistémico se ha avanzado bastante, sobretodo a raíz de las aportaciones de Bert Hellinger que con su modelo de las constelaciones familiares y organizacionales sentó las bases del enfoque sistémico para el Coaching, no así para el Transpersonal que aún está en modo incipiente en su desarrollo y que orienta su mirada hacia el sistema de sistemas.

 

A partir de aquí hemos de comprender que este enfoque de Coaching pone la mirada en “algo” para lo que las palabras se nos quedan cortas. Términos como Totalidad, Unidad, No-Dualidad, Conexión, Vacío, Ser, Nada, El Misterio, Esencia, Dios, Espíritu, Consciencia, Divinidad, Eternidad, Campo de infinitas posibilidades, etc. apuntan a un intento de conceptualizar lo que seguramente es, desde nuestra dimensión humana indescriptible debido a que las diversas definiciones e interpretaciones se mueven únicamente en el terreno conceptual, siendo todos estos conceptos un intento burdo de acercarnos a “ese algo”. Es como si tratamos de explicar un buen orgasmo, cualquier descripción se nos quedará muy corta comparada con la experiencia orgásmica. Hay una presuposición en PNL que dice: el mapa no es el territorio, haciendo referencia a la limitación que supone el lenguaje y sus interpretaciones de la realidad, comparado con la realidad misma.

 

Es como si quisiéramos comprender el fenómeno global de la Vida desde nuestra pequeña experiencia de la misma. Somos vida, y como cualquier ser vivo la manifestamos en nuestra forma particular de existencia, pero en ningún caso podemos comprender toda la Vida en su totalidad, a partir de la nuestra experiencia de estar vivos. Sabemos que cuando un organismo muere, es la forma la que termina, siendo la misma vida la que se encarga de degradar la forma inicial en aras de generar nuevas dimensiones de la vida misma.

 

Algo parecido ocurre en el nivel Transpersonal, no podemos acceder al mismo desde nuestra pequeña visión e interpretación de la realidad, puesto que la dimensión de lo Espiritual es inalcanzable desde la perspectiva humana. Como decía Claudio Naranjo: “Lo que estamos buscando está más allá del mapa”.

 

Siguiendo una definición de Coaching que suelo expresar: “El Coaching es para acompañar personas valiosas desde dónde están hasta dónde quieren ir”, comprenderemos que esto es así para el proceso del Coaching estándar, se nos queda muy corta esta definición si miramos hacia el nivel Transpersonal, pero debido a que, si bien en la práctica habitual del Coaching se parte inicialmente de un Estado Actual para ir a un Estado Deseado, y hay todo un tramo, más o menos largo que recorrer, dependiendo de la magnitud del objetivo y de los recursos disponibles para alcanzarlo, en este nivel Transpersonal, en cambio, nos encontramos con la paradoja de que no hay que ir a ningún sitio, puesto que el solo hecho de proyectar un Estado Deseado nos puede precisamente alejar de lo que realmente queremos. Es como hacer un camino para encontrar la Vida que nos vive. Obviamente este planteamiento de alcanzarla en un estadio futuro se nos torna estéril puesto que no hay ningún lugar al que llegar para encontrarla, más bien optar a mirar con otra mirada la misma realidad, puesto que la Vida en sí ya es y está siendo aquí-y-ahora. Marcel Proust escribió al respecto: El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos.

 

Conceptualmente podemos entender fácilmente que para tener una experiencia de Unidad no la podremos tener nunca desde una parte que quiere encontrar el Todo, puesto que “esa parte” es también el Todo. Es como si la ola quisiera encontrar el mar. Mar y ola es lo mismo en el nivel experiencial, sólo en el marco conceptual podemos separar ambas cosas dándoles una identidad separada. Entonces no será un “YO” conceptual, un buscador de una experiencia global, sino más bien deconceptualizar un “YO”, que en sí es una construcción biográfico-cultural y no tiene ninguna existencia real, sino totalmente subjetiva, lo que deberá quitarse de en medio para que se pueda manifestar “lo que es”. Es decir, la ola debe dejar de tener existencia propia, dejar de creerse que es algo y simplemente dejarse ser el mar que es.

 

Un amigo mío hace muchos años me compartió una metáfora que parece ser se usaba en el contexto de la Iglesia Ortodoxa, y la considero muy adecuada para explicar lo que estamos tratando, dice así: “lo más que puede hacer una persona es abrir la ventana por si Dios quiere entrar”.

 

¿Qué significa “abrir la ventana” ?, es algo parecido a esta otra metáfora de que para ver el fondo del lago hay que dejar que las aguas se calmen. Abrir la ventana o ver a través de las aguas calmadas nos lleva a la correspondencia de que necesitaremos eliminar los diversos ruidos internos, físicos, emocionales y mentales. En otras palabras, eliminar nuestros sesgos perceptivos e interpretaciones que configuran lo que denominamos ego. Y de este modo, permaneciendo desde la quietud y el silencio del no-hacer podemos permitir que Dios entre en nosotros si es eso lo que desea.

 

El Budismo, nos viene diciendo desde hace mucho tiempo que todas las personas somos ya Budas, solo que no nos damos cuenta. Y no nos damos cuenta precisamente porque queremos encontrar el mar siendo una ola. Lo mismo expresado en palabras del maestro ZEN Hongzhi:

 

Todos los fenómenos brotan de la mente.

Cuando la mente permanece en reposo

se disipan todas las apariencias.

¿Quién es, entonces, el “otro” y quién el “yo”?

Es ese momento desaparecerán las diferencias,

cesarán las distinciones

y se desvanecerán todos los pensamientos.

En ese mismo instante te hallarás en el estado

 que precede al nacimiento y es posterior a la muerte,

y tu mente se transformará en un foco luminoso,

esférico, sin localización, resistencia ni impureza de ningún tipo.

El conocimiento espontáneo consiste en ese estado

de auténtica comprensión original que no procede del exterior

y en que no es posible la confusión.

 

Desde el planteamiento del Coaching Transpersonal se tratará de ir buscando las mejores formas de calmar nuestras aguas internas, pero no solo de forma pasiva como propone la meditación, el Mindfulness y otras corrientes parecidas, sino también de iniciar toda una serie de acciones, y desarrollar actitudes que nos lleven a la eliminación de todos los obstáculos que nos impiden abrir nuestra ventana interior, para poder permanecer en lo que también Claudio Naranjo decía: “Hacer: Nada”.

 

Y ¿cómo podemos calmar nuestros ruidos internos? Previamente vamos a definir qué se entiende por ruido interno, que también podemos denominar quiebre o disonancia. Es la distorsión básica en la que vivimos inconscientemente las personas dividiéndonos internamente en dos estamentos, el que vive una cosa y el que quiere otra diferente. Por ejemplo, tengo un empleo “x” y quiero otro mejor, padezco una enfermedad y quiero sanarme, quiero hacer un viaje, estudiar, pesar 60 kg, etc, etc. y este tipo de situaciones nos acompañan toda la vida.

 

Gracias al Coaching estándar, -teniendo presente que o según qué problemáticas deberemos acudir a un buen psicoterapeuta-, podemos abarcar estos temas hasta terminar con la polaridad conflictiva. Habrá situaciones en las que deberemos ponernos en acción para conseguir cosas que queremos vivir o tener, en otras ocasiones deberemos aceptar la realidad para eliminar el ruido. Como dice la frase atribuida al teólogo estadounidense Karl Paul Reinhold Niebuhr 

 

     Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,

     valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar

     y sabiduría para entender la diferencia.

 

Suponiendo que podamos solventar la mayoría de nuestras dificultades y si queremos tener la mirada del Coaching Transpersonal, deberemos tener muy presente que no aparezcan nuevos problemas y si lo hacen resolverlos inmediatamente para no volver a quedar presos del ruido interno de nuevo.

Sabemos que una de las herramientas más usadas en el Coaching son las preguntas poderosas, es posible que preguntas y autopreguntas de este tipo nos puedan facilitar la mirada hacia lo Sistémico-Espiritual-:

 

¿Qué necesitas para vivir una vida sin ningún tipo de problema / quiebre?

¿Qué impide que estés en el completo fluir y bienestar?

¿Quién serías tú sin todo este ruido interno?

¿Qué nueva actitud es la que te permitirá permanecer con la ventana abierta?

¿Qué sería diferente si estuvieras en contacto con tu interior más profundo?

¿Qué pasaría si dejaras todas tus luchas interiores y exteriores?

¿Has permitido que sea tu vacío el que te guíe?

¿Y descansar en tu vacío fértil?

¿Qué te impide morir a lo que ya pasó?

¿Cómo sería vivir el día a día sin la mirada del pasado ni del futuro?

¿Qué te impide entregarte totalmente a lo que la vida te pide?

¿Qué pasa si dejas de lado tus miedos más profundos?

¿Qué ocurre si te abres a la inteligencia del campo de infinitas posibilidades?

¿Qué cambiaría si vives congruentemente tu Propósito de Vida?

¿Qué daría a tu vida un sentido total?

¿Qué nueva autopregunta puedes ofrecerte en esta dirección Transpersonal?

¿Quién Eres tú más allá de quién eres?

 

Entiendo que pretender eliminar todo el ruido interno puede parecer una quimera inalcanzable de entrada, pero no por ello deberíamos renunciar a orientarnos en esa dirección, y mientras tanto, en este proceso poder hacer pequeños o grandes espacios para ir poco a poco creando dentro de nosotros, con acompañamiento de un coach o sin él, una actitud que nos vaya permitiendo abrir la ventana por si Dios quiere entrar.

 

Otro gran tema en este enfoque es la actitud del profesional de Coaching, pues además de todo lo que se supone que deben ser sus competencias como profesional del acompañamiento al cambio tales como, la buena escucha, el saber hacer buenas preguntas, facilitar al cliente salir de la zona de confort, etc. también se le requerirá el desarrollo de una actitud interna acorde con esta nueva mirada. Ello implicará estar en una actitud de centramiento interior y contacto con su interior más profundo prestando mucha atención a su intuición, de permanecer en –como decía Milton Erickson- un no-saber curioso, reducir el diálogo interior, y una sutil, relajada y abierta atención orientada hacia el Campo.

 

En resumen, el Coaching Transpersonal nos aporta la dimensión Sistémico-Espiritual partiendo de solventar las diversas dificultades que tenemos actualmente en el día a día, en aras de quedar disponibles y abiertos amorosamente para poder fluir con la vida en sus diversas dimensiones, orientándonos hacia una existencia con el mínimo ruido posible e idealmente con ninguno, que nos permita también conectar con nuestro sentido y propósito último como seres humanos: la no-dualidad.

 

Para finalizar este artículo te invito a plantearte esta pregunta:

 

¿Cuál es tu mejor actitud aquí-y-ahora para permanecer con lo que es?                          

 

 

(*) Según la RAE: Espiritual es lo que hace referencia al “espíritu”, definiendo este concepto como: “Principio generador, carácter íntimo, esencia o sustancia de algo”.